Un balandro de regatas de la Editorial Hernando
La navegación a vela, entendida como actividad recreativa y deportiva, nace en los Países Bajos en el siglo XVII y se importa al Reino Unido por el rey Carlos II, tras el regreso de su exilio. Parece ser que la primera regata conocida tuvo lugar en el río Támesis, entre Greenwich y Gravesend, compitiendo los navíos de Carlos II y su hermano el duque de York. En 1851, con la victoria del New York Yacht Club con su goleta América, en el desafío entre este club y el Royal Yatch Squadron, que acabó llamándose Copa América, comienzan las primeras regatas internacionales.
La vela se convierte en deporte olímpico en los Juegos Olímpicos de París 1900. Su debut estaba previsto en las olimpiadas de Atenas, cuatro años antes, pero las malas condiciones meteorológicas lo impidieron. Desde entonces, la vela ha estado presente en todas las Olimpiadas excepto en las de 1904.
Esta nueva entrada la dedicamos a un recortable náutico de la Editorial Hernando. La editorial madrileña, cuenta con una gran producción de recortables fechable entre los años iniciales del siglo XX y noviembre de 1936, en plena Guerra Civil, momento en el que sus oficinas y almacenes de la calle Quintana arden en el "incendio de Ferraz", generado por los bombardeos de las fuerzas nacionales.
Del periodo comprendido entre los años 1924, en que aparece el logotipo modernista de la marca y se firma como Editorial Hernando - Madrid, y noviembre de 1936 debe ser este Balandro de Regatas, nº 69. Incluso cabría aventurar, por la afición de la casa real al mar y las regatas, una fecha temprana que se situaría en el período comprendido entre los años 1924 y 1931.
El recortable proviene de la colección del Museo del Traje, que cuenta entre sus fondos con gran cantidad de ejemplos de este tipo de impresiones populares.El balandro en cuestión presenta una arboladura algo antigua ya para su tiempo, ya que se apareja con mayor y foque, además de una escandalosa sobre la vela mayor (los balandros de crucero más modernos suelen arbolar mayor y génova). Tan sólo hay un fallo evidente en el aparejo, y es que a la vela mayor, que es una cangreja, le falta el pico, por lo que parece colgar de la nada, sujetándose no obstante bien con el mástil y la botavara.
Os dejo, como siempre, unas fotos del balandro "navegando", y el deseo de que paséis un buen rato construyendo este bonito recortable, que como todos los de Hernando trasciende el concepto de juguete para convertirse en testimonio de una época.
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